Los juegos seductores de mi astuta hermanastra me volvieron a dominar. Su sucio plan empezó inocentemente, pero antes de que me diera cuenta, ya me montaba la polla como una profesional. Ni por más maldiciones ni resistencia que me pusiera pudo evitar que me vaciara las pelotas por completo. Es una zorra muy astuta, y no puedo evitar caer en su trampa cada vez.