Pillé a mi profesora, que estaba buena, corrigiendo exámenes, pero al diablo con las notas: esas tetas enormes se merecían un sobresaliente. Un vistazo a su escote y me puse duro como una piedra, listo para sumar puntos extra a lo bestia. Me chupó con una sonrisa burlona, y me zambullí de lleno en su enorme pecho, lamiendo y chupando como un poseso. ¿Quién necesita una buena nota cuando puedes tener esas malditas tetas?
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