A mi esposa infiel le encanta ascender en la empresa acostándose con el jefe. El cabrón se la folla a lo bestia en su escritorio, y yo estoy aquí atrapado con la polla en la mano. Es una zorra avariciosa, gimiendo por esa gratificación mientras él le taladra el coño apretado. La maldita zorra me obliga a mirar, pero joder, se me pone duro verla recibirlo como una campeona.