Un amigo me invitó a su casa para el partido, pero cuando nuestro equipo marcó, follamos como campeones. La celebración se convirtió en una locura, su boca animándome se tragó mi polla. Ardiente como el infierno, me rebotó encima, con ganas de ganar. La primera mitad fue alucinante; ¡qué ganas de ver la segunda parte!