Ya no pude resistirme a mi atractivo primo, ¡joder! Un beso y supe que se moría de ganas de follarme. Estábamos solos en casa, y la forma en que me agarró el culo... ¡joder!, fue un caos total a partir de ahí. La ropa se me voló, y antes de que me diera cuenta, estábamos follando como animales cachondos en el sofá. ¡Joder, estuvo genial!