Ella grita, él está en el agujero equivocado, no en su coño mojado, sino en su culo apretado. Joder, duele, grita, pero él es implacable, penetrando a fondo, haciéndola sentir cada maldito centímetro. Ya no es virgen anal, lo recibe a pelo, sus súplicas ignoradas en este festival de sexo hardcore. Sin piedad para su culo, es una cabalgada brutal, pura agonía y éxtasis.