La hermanastra cachonda de mi mejor amigo por fin se animó y se folló su primera polla negra enorme. Llevaba siglos echándole el ojo a esas serpientes negras, y, maldita sea, le encantaba cada centímetro grueso. Esta pequeña zorra no podía creer que hubiera esperado tanto para sentir esa polla monstruosa estirando su estrecho coño. Gemía, gritaba y suplicaba por más, totalmente atontada por esa enorme polla negra. Su primera experiencia con una polla negra fue un sueño hecho realidad, dejándola empapada y con ganas de más.