Borrachos como una cuba, mi amigo hetero y yo volvimos a casa a trompicones del bar. De repente, estábamos follando como locos, con la polla fuera y los pantalones bajados. Una noche desenfrenada se convirtió en una maldita escena porno, llena de sudor, gemidos y acción brutal. ¿Quién iba a decir que estaríamos follando como conejos después de un trago de más?