El jefe se toma un descanso, sentando a un jovencito cachondo en su regazo. Siente su apretado culo frotándose, su polla ya palpita. Comienza el polvo de oficina, papeles volando mientras penetra ese agujero hambriento. El jovencito gime, su polla gotea, disfrutando cada centímetro. El descanso nunca había sido tan intenso.