Empezó con una pila de panqueques y terminó con una milf apilada. Mi madrastra quería mi salchicha de desayuno, pero tenía hambre de algo más grande. De repente, me estaba montando como una puta vaquera, con sus enormes tetas rebotando en mi cara. ¿Quién iba a pensar que mi querida mami tenía un lado tan guarro?