El padrastro llega temprano a casa, excitado y listo para la acción. En la habitación en penumbra, ve una silueta, pensando que es su esposa. Pero, ¡joder!, es su hijastra, desnuda y dormitando. Está a medio camino cuando se da cuenta, pero ella no está enfadada, solo mojada. La tentación tabú se apodera de él, terminando en una corrida accidental y humeante.