El sudor gotea por el cuerpo tonificado de mi profesora de yoga mientras me inclina, estirando más que solo mis isquiotibiales. Justo en medio de la clase, me está follando hasta dejarme sin sentido, gimiendo con cada embestida. Esta zorrita flexible no solo está enseñando la postura del perro boca abajo, sino que aúlla como una perra en celo. ¿Quién iba a decir que las colchonetas de yoga eran tan útiles? ¡Joder, me espera un entrenamiento apasionado!