Maduro invitó a su vecino, un pescador rudo, a ver el partido, pero recibió más de lo que esperaba. Con solo ver esa polla monstruosa que sobresalía de sus pantalones deportivos, quedó enganchado. Pronto, se la estaban dando, duro y a pelo, maduro tomando cada centímetro como un profesional. ¡Una pasada!