Captura un momento de paz, con la cabeza de su madrastra apoyada en sus muslos. Pero no es un momento de unión familiar; es una locura. Se baja la cremallera, ella no se da cuenta, y de repente sus labios rodean su polla. Una mamada sorpresa, brutal y profunda, ahí mismo en el sofá. Ella pasa de la relajación al deseo voraz, devorando cada centímetro que él le da.