Al despertar con una sorpresa caliente y húmeda, este tipo encuentra los labios de su compañera de piso india enredados en su polla. No solo está chupando, sino que está hambrienta. Sorbiendo y babeando, lo pone duro como una piedra antes de subirse encima. Cabalgando a pelo, su coño se traga cada centímetro. La habitación se llena de sus gemidos sucios, el roce de piel contra piel, hasta que revienta. Al retirarse, le cubre la boca abierta con gruesos chorros de semen, dejándola goteando y sonriendo. ¡Una llamada de atención matutina de locura!