Pillé a mi sirvienta cachonda quitándose el polvo y vi mi oportunidad. Me la follé a pelo en la habitación, ocultándoselo a mi entrometida esposa. Es una traviesa y guarrilla, siempre pidiendo más polla. Arriesgado, crudo, y vale la pena. Sus curvas son una locura, y sabe cabalgar como una profesional. ¡Menudo desastre de travesuras y sudor! Nos montamos como locos hasta que ambos explotamos.