Pillada con la guardia baja, mi tímida hermanastra abre los ojos de par en par al sentir mi enorme erección apretándose contra ella mientras juega en mi PC. Su inocencia me vuelve loco, haciendo que mi polla palpite aún más fuerte. Se retuerce, intentando concentrarse en la pantalla, pero mi grueso bulto es lo único en lo que puede pensar. ¡Joder, qué excitante!