Un oficial corrupto obtiene más que una confesión de dos reclusas tetonas, que le chupan la polla como si pidieran una sentencia más leve. Estas guarrillas cachondas caen de rodillas, trabajando su gruesa vara como si fuera su única oportunidad de libertad. Ardiente, sudoroso y jodidamente guarro, este trío parece sacado de una fantasía policial sucia.