Después de un largo día, voy a la casa de al lado, y ¡joder!, mi hermanastra Vanessa me espera, inclinada con una minifalda, con ganas de complacerme. Es una vecina rara, siempre lista para la acción. Su cuerpo firme y su mente sucia son el regalo perfecto de bienvenida. Joder, es insaciable, y no me quejo. Esto no es solo un polvo rápido, es un puto maratón, y está gritando mi nombre como una campeona.
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