Un tío se lo juega todo, masturbándose en un probador abarrotado, con la cortina abierta de par en par. Anhelando la emoción del juego en público, se acaricia la polla dura, con la mirada fija en las clientas atractivas. Con un gruñido, se corre, sin importarle un comino quién lo mire. El sueño de cualquier amante del porno en público.