El colega necesita un mando y una hermanastra guapísima. Tiene suerte, no solo subiendo de nivel en mundos virtuales, sino adentrándose en una fruta prohibida de la vida real. Sin lazos de sangre, solo hermanastros haciendo travesuras. Acción apasionada, sin vacilaciones, solo pasión y satisfacción puras. No hay reunión familiar, solo una hermanastra jugando.