Mi hermanastro llegó temprano a casa y me pilló en pelotas en la cama. Abrió los ojos de par en par y se le endureció la polla. "¡Que te den por el culo!", gruñó. Obedecí, cabalgándolo en vaquera inversa, aplaudiendo. De repente, me corrí como una fuente, empapando las sábanas. Acción de hermanastros caliente, salvaje y húmeda.