A una rubia le atan las manos y la complacen con un monstruoso consolador negro, gritando y chorreando como una loca. Su padrastro y su hermanastro se unen, convirtiendo esto en un asunto familiar tabú, pero nadie se queja. La habitación resuena con conversaciones obscenas y gemidos de satisfacción. Un cuarteto morboso sin límites, solo puro placer.