Tras un encuentro apasionado con su hijastro, Ivy Lebelle tiene ganas de más. Con su exuberante melena morena y sus enormes tetas desbordándose por encima de su top, aprovecha la oportunidad para retomar la escena donde la dejaron. Primero, se pone a cuatro patas para un revolcón pervertido al estilo perrito. Pero aún no ha terminado: con sus pies en tacones altos sobre sus hombros, gime de placer mientras él la pone en posición misionera. Y mientras él la agarra por el culo, ella no se cansa de sentir su miembro erecto entrando y saliendo de ella. ¿Quién iba a decir que las madrastras podían ser tan traviesas?