Una madrastra cachonda, aficionada en el oficio, anhela placer obsceno. Vestida con lencería, le ruega a su hijastro que la trate como a una puta. Aquí no hay lazos familiares, solo lujuria pura y carnal. Gime, grita, habla sucio y disfruta cada minuto. Esta milf sabe cómo manejar a una mujer erguida.