El padrastro sabe cómo consentir a su hijastra, comprándole dulces y dejándola disfrutarlos de una forma completamente nueva. Se acuestan a escondidas, con ella de rodillas, saboreando su polla como si fuera el capricho más delicioso que jamás haya probado. Este dúo guarro folla como si no hubiera un mañana, complaciéndose en su lujuria prohibida.