En cuanto a seducción, Hana Himesaki dominaba la técnica. Sus pequeñas travesuras de tutora diabólica dejaron al padre de su alumna con las piernas abiertas. Y lo que siguió fue un encuentro apasionado que terminó en una deliciosa corrida interna. El hombre tenía un trasero enorme y Japón nunca había visto una mamada así. Fue un desastre, pero valió muchísimo la pena.