Vanessa, una despampanante belleza colombiana, gimió recostada, con el cuerpo completamente expuesto. Las manos de su técnico aplicaron la cera con maestría sobre su piel desnuda, dejándola suave y lista para la acción. No pudo resistir la erección que crecía en los pantalones de su padrastro mientras la observaba, con su erección presionando contra la bragueta. Iba a ser una noche salvaje.