El sudor goteaba del cuerpo tonificado de Milana Blanc mientras entrenaba en el gimnasio. Su estrecho coño estaba empapado y necesitaba un buen polvo. Agarró una bola de dildo y empezó a masajearse el coño con ella, gimiendo y retorciéndose de placer. Fue el entrenamiento perfecto, que la dejó satisfecha y llena de energía.