La despampanante Andie Anderson no pudo resistirse en el coche, acariciando sus curvas mientras Jmac conducía. Con cada cambio de marcha, sus dedos exploraban más profundamente. Pronto, encontraron su camino entre sus muslos mientras se divertían con la postura del perrito, la vaquera, el misionero y una deliciosa paja para el gran final. Los reyes de la realidad no tienen nada que hacer con ellos dos.
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