Me encanta sentir su fuerte regazo bajo mí mientras sus dedos expertos juegan con mi palpitante coño. La forma en que me toca me hace gemir de éxtasis al frotar mi húmedo clítoris contra su mano. Es como si tuviera dedos mágicos que supieran exactamente cómo hacerme correrme una y otra vez. Su herencia europea le da un aire de sofisticación, pero cuando estoy con él me siento como una aficionada que aprende cada delicioso centímetro de su cuerpo. Juntos, exploramos las profundidades del placer y nos entregamos a nuestros deseos más profundos como un secreto familiar travieso.