No pude resistirme a espiarla, mi sexy hermanastra japonesa. Me provocaba muchísimo con sus largas piernas y su cameltoe asomando por sus ajustadas medias. Era como si supiera que la estaba mirando y le encantaba presumir. Tenía muchísimas ganas de tocarla, pero solo podía mirarla e imaginar cómo sería sentir su cuerpo contra el mío.