Un nuevo inquilino se mudó y desde el momento en que lo vi, supe que quería sentirlo dentro de mí. Follamos toda la noche, empezando con una sesión hardcore a cuatro patas y luego pasando a una intensa penetración anal. Lo terminó todo con una corrida desordenada que me dejó con ganas de más. Puede que sea un aficionado, pero ¡caray!, cómo me satisface.