Le supliqué a mi médico y a su enfermera que mantuvieran nuestro trío en secreto para mi despistado esposo. Ambos se turnaron para explorar mi cuerpo, desde mi lencería sexy hasta mi boca dispuesta, pero fue el sexo anal salvaje lo que me hizo gritar de éxtasis. Por favor, no se lo digan a mi esposo, o nunca me dejará volver a la clínica.