No hay nada que me guste más que tener una polla gorda metiéndola por la garganta y ordeñándola hasta que explote de semen, cubriendo mi jugoso culo. Mona Azar, la princesa persa, estaba encantada de complacerme. Me chupó la polla como una profesional, me lamió el culo apretado y me rogó que la penetrara. La follé con fuerza, asegurándome de llegar a todos los puntos correctos, y se tragó hasta la última gota de mi semen caliente. Esta belleza árabe sabe cómo complacer.