Abella Danger y Lena Anderson no se quitaban las manos de encima después de su cita de anoche. Empezaron lamiéndose el coño y luego se metieron los dedos. El gran culo de Abella era demasiado para que Lena se resistiera, y sus pequeñas tetas eran perfectas para que Abella jugara con ellas. Estas universitarias eran insaciables, y sus coños peludos estaban empapados. Nada iba a impedirles correrse.