Soy la dominante. Yo pongo las reglas. Hoy es día de edging, y no se va a correr sin mi permiso. Está encerrado en su jaula de castidad, y yo tengo la llave. Se trata de negarle, de hacerle rogar y suplicar por la liberación. ¿Pero lo dejaré correrse? Eso es cosa mía.