La guapísima jefa japonesa, Reiko, me hizo quedarme hasta tarde en el trabajo. Pero no se imaginaba que yo estaba buscando un rato de diversión después de hora. Le di un pastel cremoso y una buena paja, lo que la hizo correrse sin control. Sus grandes pechos rebotaban mientras gemía de placer. ¡Rayos, me encanta mi trabajo!