Mientras Sally Charles se acomoda en la cama, comienza a acariciar su sedosa piel. Sus dedos recorren cada centímetro de su cuerpo hasta encontrar su punto óptimo. Empieza a tocarse con febrilidad, gimiendo mientras se acerca a un orgasmo explosivo. El juego en solitario nunca se había sentido tan bien.
Visitar el sitio de patrocinador