Mi traviesa hermanastra tenía antojo de algo dulce en Halloween, así que le di más dulces y un miembro enorme y palpitante para chupar. Le encanta cómo la llena y le abre el coño. Con ese culo enorme rebotando en mi regazo, sabía que iba a ser una noche salvaje de diversión casera. No pude resistirme a tocarla hasta que se corrió, gimiendo y retorciéndose de placer. Mi polla era insaciable, y disfruté cada minuto.