No podía creerlo cuando vi a la ardiente madrastra colombiana de mi amigo. Tenía unas tetas enormes y un culo enorme, y sin darme cuenta, estaba de rodillas recibiendo mi polla en la boca. Sabía cómo hacer una mamada espectacular e incluso me dejó hacerle una paja. Todo parecía tan real, como un sueño hecho realidad.