Observé cómo la jovencita cachonda tomaba con entusiasmo mi polla palpitante en su cálida boca. Me lamió con destreza, gimiendo de placer mientras me la acariciaba. Finalmente, no pude contenerme más y exploté en su boca, llenándola de mi semen caliente. Me lamió hasta dejarme limpio con una sonrisa, deseando ya la próxima vez que pudiéramos jugar juntas.
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