Vi cómo esta madura cachonda se arrodillaba y me seducía con la lengua. Su cuerpo tatuado estaba cubierto de medias y lencería, volviéndome loco. Quería sexo a cuatro patas, y no pude resistirme. La escena en primera persona me hizo sentir como la estrella de mi propia película. Una fantasía hecha realidad, con una mujer sexy que sabía lo que quería.