No puedo resistirme a mi delgada hermanastra japonesa y su coño mojado. Está tumbada en el sofá, sin bragas, viendo la tele. Saco mi polla enorme y le doy el polvo de su vida. Gime y se corre con fuerza mientras la embisto sin parar. La edad puede ser solo un número, pero, caray, es mayor de edad y sabe exactamente lo que ambos queremos.