Después de un largo día, necesitaba desahogarme y mi chica curvilínea, con una fuerte inclinación por las pollas negras, estaba lista para dármelo. Lo quería húmedo y sucio, me rodeó con sus labios y me folló la cara con fuerza hasta que no pude contenerme más. Fue un encuentro interracial apasionado y sudoroso que nos dejó a ambos completamente satisfechos y con ganas de más.