Cierro los ojos e imagino la enorme polla negra de mi hermanastro llenando mi coño mojado mientras mis dedos se deslizan hasta mis labios depilados. Me pongo tan cachonda de pensarlo que no puedo evitar tocarme hasta gemir y retorcerme de placer. Piel de ébano contra la mía, ¡qué ganas de probarlo!