A mi esposa y a mí nos excitaba exhibir mi pene en público, sobre todo en una playa nudista donde desconocidos podían vernos. Era una excitación arriesgada, aún más excitante por la cámara oculta y nuestra condición de amateurs. La emoción de ser pillados era insoportable. Siempre estábamos cachondos y listos para follar al aire libre, donde cualquier cosa podía pasar.