No puedo resistirme al sabor de las delicias cremosas, sobre todo cuando se combinan con un miembro palpitante. Esta experiencia casera en primera persona me da una experiencia digna de un tatuaje: los sabores árabes y latinos son una delicia. Y cuando por fin me corro en la boca, es como la guinda de un delicioso pastel. ¡Ñam!, necesito más.