Me lié con una chica salvaje en el club; era una auténtica loca. Después de unas copas, me llevó a su casa y me enseñó lo que su boca podía hacer. Mi polla nunca se sintió tan bien; sus habilidades para la garganta profunda eran una locura. Le encantaba la intensidad y suplicaba por más mientras le penetraba la cara. No pude resistirme a llenarla de mi leche. Era una chica grande, pero ¡vaya si sabía usar ese culo enorme! Esta belleza amateur me dejó sin palabras.